lunes, 3 de diciembre de 2012


El siglo XIX es el siglo de las revoluciones, y acabará con la imposición en la mayor
parte de Europa de un nuevo régimen,  el liberalismo, basado en las ideas de la
Ilustración, pero actualizadas y más desarrolladas gracias a los aprendizajes obtenidos
en la Revolución Francesa.
Por otra parte, el siglo XIX es también el siglo de los nacionalismos. El mapa de
Europa  experimentará importantes cambios porque las ideologías nacionalistas van a
proponer que cada pueblo o nación tengan su propio Estado. Eso suponía en algunos
casos, como el de Italia o Alemania, acabar con la división de estos territorios en varios
estados enfrentados entre sí y conseguir la unidad nacional. En otros casos, el
nacionalismo va a consistir en la lucha de algunos pueblos por separarse de los imperios
que los tenían sometidos y crear sus propios estados independientes.
Hacia el final del siglo XIX, tras años de revoluciones liberales y nacionalistas,  la
Europa que se prepara para dar la bienvenida al siglo XX es ya muy distinta a la del Antiguo Régimen. Un  régimen nuevo se está imponiendo, el liberalismo, y con él
una forma nueva de organizar el gobierno de los estados, la sociedad y la economía.
El siglo XIX es el origen de un nuevo mundo, pero no supone el fin de las injusticias, de
las guerras, ni de los conflictos entre potencias por imponer su autoridad.
Vamos a dar en este tema un repaso a las principales oleadas revolucionarias liberales y
nacionalistas del siglo XIX, pero antes conviene que tengas claras las ideas básicas
sobre ambas ideologías

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