lunes, 3 de diciembre de 2012


El liberalismo defiende una  organización
política orientada hacia la libertad del
individuo. Esta libertad no depende de la
decisión del rey;  porque  el titular último
del poder es el pueblo. Este poder, o
soberanía popular, implica la limitación de
la autoridad de los reyes mediante
Constituciones, en las cuales se establecen
las garantías de los ciudadanos y la
división de los poderes, que nunca deben
estar concentrados

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